La buganvilla es una de las plantas más queridas y apreciadas, ya que si se cuida adecuadamente puede brindarnos un espectáculo único y embellecer terrazas y balcones durante muchos meses del año.
Esta maravillosa planta, originaria de América del Sur, crece mejor cuando se cultiva en una maceta de barro, terracota o cerámica de al menos 30 centímetros de diámetro, y en tierra para macetas con un 80% de fertilizante y un 20% de arena para garantizar un buen drenaje.
Cuando cultivemos buganvillas no debemos presionar demasiado la tierra, ya que la haría menos rica en aire (por lo tanto menos porosa) y provocaría una mayor retención de agua, lo que es perjudicial para la planta.
Riegue bien la buganvilla después de plantarla o trasplantarla. Si su área es muy húmeda o lluviosa, aumente la cantidad de arena en la tierra para macetas para asegurar un drenaje suficiente. Las buganvillas necesitan que la tierra para macetas se seque entre riegos.
Irrigación
Riegue bien las buganvillas para permitir que el exceso de agua se drene de la base de la maceta. Esta operación asegurará que la humedad llegue a las raíces.
Permita que la tierra para macetas se seque antes de volver a regarla. En principio, necesitas regar una vez a la semana durante los meses cálidos y cada 2-3 semanas durante el otoño y el invierno.
Poda
La buganvilla es una planta trepadora que necesita apoyo hasta que alcanza cierta altura, después de lo cual puede crecer más alto y evitar doblarse.
Pode a principios de la primavera para mantener las buganvillas “compactas” si se plantan en macetas. Esta operación estimulará la formación de nuevas flores.
Floración
Para obtener una floración más abundante, planta la buganvilla en una maceta que limite ligeramente el crecimiento de las raíces, a pleno sol, y evita los riegos excesivos. La buganvilla florece mejor cuando sus raíces están firmes y adheridas a la maceta.