El acero inoxidable es un metal muy resistente y agradecido que se utiliza habitualmente en nuestro entorno doméstico, especialmente en cocinas y baños. Lo encontramos dando forma a fregaderos, cacerolas, cuberterías, tiradores, grifos, barras de ducha, grandes y pequeños electrodomésticos, encimeras y un sinfín de elementos más. Es un material muy popular debido a su durabilidad, estética y su fácil limpieza. Y si bien es cierto que se limpia con facilidad, también es verdad que tiende a ensuciarse igual de rápido. Hoy te damos unos consejos acerca de cómo limpiar el acero inoxidable, tanto en el día a día, como cuando toca enfrentarse a manchas más difíciles.
Cómo mantenerlo limpio a diario
Tal y como te adelantábamos, este metal está presente en nuestro día a día y realmente nos encanta, pero si no lo cuidamos a diario, se irá manchando y perdiendo brillo con el paso del tiempo. El acero inoxidable es bastante resistente a la corrosión, pero si lo descuidamos pueden aparecer manchas difíciles de eliminar a la larga.
Para los elementos de acero inoxidable que tengas en la cocina (especialmente el fregadero y electrodomésticos) suele ser suficiente con que a diario después de usarlos, des una ligera pasada con un paño o bayeta suave húmedo, con unas gotas del líquido que utilices para lavar la lavajilla. Después aclara con el mismo paño escurrido ya sin jabón y seca la superficie. Este pequeño gesto, generalmente será más que suficiente para mantener la suciedad a raya. El aclarado de las superficies es esencial para que el acero inoxidable mantenga su brillo libre de manchas por más tiempo.
Cómo limpiar un fregadero de acero inoxidable muy sucio
A veces, después de haber tenido cacerolas muy grasientas en el fregadero, o manchadas de tomate, con residuos pegados y secos durante más tiempo del debido –ejem-, puede resultar pesado conseguir devolver el metal a su estado original, limpio y libre de manchas. En estos casos suelen funcionar muy bien los limpiadores de cocina de textura cremosa. Comprueba siempre antes de usarlo -leyendo lo que recomiende la etiqueta- que es un producto adecuado para limpiar acero inoxidable. Ayúdate de agua caliente y un estropajo que no raye: evita los de fibra verde y escoge los de fibra azul, que son generalmente más suaves y adecuados para cuidar superficies de todo tipo.
Frota suavemente por todo el fregadero, y si lo necesitas utiliza un cepillo de dientes para limpiar las zonas menos accesibles como las juntas del grifo o del desagüe. Acláralo todo muy bien con agua abundante y sécalo al acabar. Verás como queda como nuevo.
Así puedes eliminar las manchas de cal
Hay algunas zonas geográficas donde el agua del grifo tiene mucha cal, lo que puede acabar pasando factura a los metales, incluido el acero inoxidable. Para esto casi siempre te funcionará un detergente específico para eliminar la cal (de nuevo, recuerda comprobar que es adecuado para el material sobre el que vas a utilizarlo), frotando suavemente con un estropajo que no raye y aclarándolo después.
Mucho ojo, porque la mejor manera de evitar que la cal afecte a los objetos de acero inoxidable de tu casa es simplemente asegurándote de dejarlos SIEMPRE secos después de su uso.
Si prefieres utilizar un remedio natural, el vinagre diluido será tu mejor aliado. Aplícalo directamente en un chorro y retíralo con un paño húmedo. Y por supuesto, sécalo después 😉 .
Remedio para manchas complicadas en superficies de cocina
Para algunas manchas difíciles en superficies de acero inoxidable puedes utilizar bicarbonato, que es efectivo y respetuoso con los materiales. Para ello, elabora una pasta densa, añadiendo muy poca agua al bicarbonato y espárcela por el lugar donde esté la mancha. Frota ligeramente y deja actuar durante 30 minutos. Al frotar, dado que el bicarbonato es granuloso, hazlo en dirección de la “veta” del acero inoxidable (sí, sí: al fijarte verás que sí tiene una ‘dirección’). Después del reposo aclara muy bien la superficie y sécala.
Cómo limpiar ollas de acero inoxidable
Si se te ha ido ‘el santo al cielo’ y te has dejado una cacerola al fuego con algo de comida durante demasiado tiempo, habrás podido comprobar que -aparte del olor que queda en la cocina-, el primer pensamiento que asalta, es el que te dice que esa cacerola ha quedado en un estado que mejor mandarla directamente a la basura. Sin embargo, te alegrará saber que no es en absoluto necesario y que limpiar el fondo quemado de una cacerola de acero inoxidable es mucho más fácil de lo que parece:
- Primero elimina todos los restos de comida que puedas con una cuchara de madera o similar. No te preocupes en frotar o rascar demasiado ahora: de momento retira lo que puedas con facilidad.
- Pon el agua caliente del grifo a tope y llena el fondo de tu cacerola hasta que toda la parte quemada quede bien cubierta. Si quieres, puedes calentar ese agua en un hervidor o kettle, pero no es necesario.
- Añade un chorrito de líquido lavavajillas (el que utilices habitualmente para lavar los platos) y deja reposar una media hora.
- Verás que el fondo poco a poco se ha ido ablandando, así que -ahora sí-, rasca con una espátula de madera o plástico, de manera que vayas levantando todo el residuo.
- Tira ese agua con residuos sólidos al wc (o al fregadero, pero solo si tienes una buena rejilla que te sirva de filtro y que no deje que caiga comida por la tubería).
- Limpia la cacerola como de costumbre. Si alguna costra se ha resistido, repite de nuevo el proceso.
- Aclárala y sécala: verás que ha quedado como nueva y te has ahorrado el dinerillo, el paseo a la tienda y (no menos importante) el medioambiente también te dará las gracias.
¿Qué debes evitar a la hora de limpiar este material?
Pues como te estamos contando, mantener a raya los objetos de inox es muy sencillo. Sin embargo, hay unas cuantas cosas que debes evitar utilizar:
- Lejía: es muy agresiva, pudiendo dejar cercos y matar el brillo de la superficie. Si no te queda más remedio que utilizarla o la lejía cae por accidente, es muy importante que la aclares con agua abundante lo más rápido que puedas.
- Limpiadores que lleven cloro: este tipo de compuestos pueden estropear el acero inoxidable. Lee muy bien las etiquetas de los productos de limpieza antes de utilizarlos, para asegurarte de que no los contienen.
- Limpiadores en polvo: aunque en sí este tipo de detergentes no tienen por qué ser especialmente dañinos, la textura granulosa de algunos puede rayar la superficie metálica, así que es preferible no utilizarlos. Escoge mejor texturas líquidas y cremosas.
- Estropajos de aluminio o de fibras duras (estropajos de fibra verde): de igual manera que con los limpiadores, es muy importante utilizar estropajos suaves que no rayen el aceso inoxidable. Así que usar estropajos metálicos o de fibras muy duras quedaría descartado.
Como has podido ver, con un poco de mantenimiento diario y un par de trucos para momentos específicos podrás mantener limpios tus objetos de acero inoxidable en casa.
Ten en cuenta que este metal sufre algo más en los ambiente muy húmedos, así que no estará de más que en esos casos, pongas un extra de atención al cuidado del día a día. Si estás en ‘modo limpieza’ es muy probable que también te interese este tutorial sobre como cómo limpiar la grasa de la cocina. Y si te ha quedado alguna duda, ya sabes, ¡déjanosla escrita en comentarios!