Los rosales constituyen casi siempre el principal foco de atención de un jardín florido, siempre y cuando reciban la atención y cuidados adecuados para que luzcan un aspecto vigoroso y una floración hermosa. Por ello es importante seguir algunas sencillas recomendaciones para un mejor mantenimiento.
Para lograr que estas plantas alcancen su estado más óptimo se deben considerar los siguientes aspectos: La variedad de rosa a cultivar, las características del sustrato, la ubicación, el momento adecuado para plantar, el abonado, la frecuencia de riego, y la limpieza.
Variedad de rosal: Cuando se trata de rosas, conviene elegir entre aquellas variedades de calidad comprobada. No hace falta buscar cultivares que hayan recibidos premios a nivel nacional o internacional, pero es mejor buscar ejemplares que se caractericen por su robustez, mejor resistencia a plagas y enfermedades y, obviamente, que se luzcan por su belleza. Por todo esto no hay que dudar en hacer todas las consultas al vendedor antes de realizar la compra de los plantines o semillas.
Características del sustrato: La mejor tierra para cultivar rosas es la que tiene un pH de alrededor de 6,5; es decir, ligeramente ácido. Si se necesita elevar el nivel de pH (porque la tierra está muy ácida) se le puede agregar cal. Si el suelo es muy alcalino se puede agregar azufre para jardín para reducir el nivel de pH. El suelo para el cultivo de rosales necesita tener un equilibrio adecuado de materia inorgánica (arena, limo, arcilla, etc.) y orgánica (bacterias, raíces, compost, etc.).
En el caso de suelos que sean muy ácidos o muy densos, es mejor elegir entre las siguientes variedades: Rosa laxa, Rosa multiflora y Rosa canina.
Ubicación: Los rosales son muy agradecidos si se cultivan en zonas muy abiertas. Se recomienda buscar un área muy soleada y ventilada. En el caso de desear un rosal trepador, se debe dejar un espacio entre la malla y la pared para ayudar a la ventilación y evitar el sobrecalentamiento. Esto también ayudará a contrarrestar las enfermedades.
Elección del momento adecuado para plantar: El mejor momento para plantar rosales es entre finales de octubre (Hemisferio Norte) o abril (Hemisferio Sur), después de la caída de las hojas. También puede realizarse este trabajo a mediados de abril (Norte) u octubre (Sur), antes del re-crecimiento de las plantas.
Fertilización: En los primeros dos años de vida del rosal, se aconseja abonarlo cada cada seis meses, en el otoño con un fertilizante rico en potasio y magnesio, y a principios de la primavera. También se puede usar mantillo hecho con vainas de cacao, turba negra, guano u otros abonos orgánicos de calidad.
Riego: Una vez que se ha trasplantado, el rosal debe regarse dos dos veces al día hasta que muestre hojas nuevas y de buen color, momento a partir del cual se procede a regar una sola vez al día. En caso de una sequía, debe echarse agua siempre alrededor del pie de la planta para prevenir la propagación de enfermedades fúngicas.
Limpieza: Deben retirarse las flores muertas cortando el tallo por encima de la primera hoja con cinco folíolos para asegurar un buen reflorecimiento. Hay que asegurarse de que el follaje de los rosales esté siempre bien ventilado y mantenerlo en un tamaño decente, lo que ayudará a evitar muchas enfermedades.
También conviene quitar las hojas exteriores con manchas tan pronto como sea posible, y eliminar constantemente las hojas enfermas que hayan caído al suelo.